El Obelisco de La Romana representa uno de los puntos más reconocidos de la ciudad. En este interesante artículo vas a encontrar:
- El verdadero origen del Obelisco de La Romana.
- Fotos antiguas del Obelisco de La Romana.
- Cúal fue el primer Obelisco y dónde estaba ubicado.
- Cuándo y quién construyó el Obelisco de La Romana.
- Qué pasó con El Obelisco tras la caída de Trujillo.
- Por qué terminó el Obelisco decorado con murales.
- Una caja para que dejes tus comentarios aquímismo dentro de este artículo.

Su presencia en la intersección de la avenida Libertad con la calle doctor Teófilo Hernández cuenta una historia que mezcla urbanismo, identidad cultural y procesos sociales que marcaron varias décadas.
Aunque muchos lo observan a diario, pocos conocen su origen y las razones que llevaron a su construcción y posterior transformación.
La historia inicia a finales del siglo XIX, cuando el ingeniero francés Henry Tomasset diseñó los primeros planos urbanos de La Romana. Sus trazos definieron calles, intersecciones y espacios públicos.

En ese proceso se formó una pequeña “cuchilla” entre la calle Caleta y la doctor Teófilo Hernández. Ese espacio permaneció como un terreno baldío por varias décadas.
Sin embargo, su ubicación estratégica anticipaba que algún día sería parte de un proyecto importante para la ciudad.
Durante los años 30, ese punto comenzó a tomar forma con la construcción de un pequeño parque bautizado como Parque Ramfis.

El nombre correspondía al hijo mayor de Rafael Leónidas Trujillo, quien ocupaba entonces la jefatura del país.
En el extremo este del parque se levantó un pequeño monumento con forma de obelisco que incluía su placa conmemorativa y el nombre del espacio.
Años después, y tras cambios políticos profundos, ese parque adoptó su nombre actual: Parque Palo Hincado.

Debates iniciales sobre el obelisco antiguo
En 1947, el periódico local El Heraldo, dirigido por Alfredo Sánchez Pérez, publicó un artículo que ponía en duda la importancia del primer obelisco.
Uno de sus redactores pidió eliminarlo porque, según su opinión, carecía de significado para la comunidad.
Además, sugería construir uno de mayor tamaño con un propósito más claro para el pueblo de La Romana. Esa propuesta llamó la atención de diversos sectores locales.

El dirigente sindical Miguel A. Jackson retomó la idea y comenzó a impulsar el proyecto. Su intención era dedicar un nuevo monumento a las políticas laborales del gobierno de la época.
Esa iniciativa generó el respaldo de varias instituciones y trabajadores, aunque también implicó contribuciones obligatorias para empleados y obreros del Central Romana.
El ambiente de la época favoreció esta clase de iniciativas públicas que buscaban mostrar apoyo a las autoridades.

Con el tiempo se definieron los planos y se eligió el diseño monumental. Tres años más tarde, el trabajo tomó forma en una estructura alta y visible desde varios puntos del entorno urbano.
Ese proyecto buscaba convertirse en un símbolo destacado del progreso que se promovía durante esos años.

Historia e inauguración del Obelisco de La Romana
El nuevo Obelisco de La Romana se inauguró el 1 de mayo de 1950, como homenaje de gratitud de los obreros a Rafael Leonidas Trujillo Molina, su gran protector.
Se recuerda en los discursos iniciales del monumento, una frase aquella escrita en la pared que da al frente del Partido Dominicano diciendo “Mis Mejores amigos son los Hombres de Trabajo”.
Tenía una altura aproximada de sesenta y cinco pies y ocupaba una pequeña rotonda, separada físicamente del parque cercano.

Ese diseño le daba mayor presencia en la intersección y ofrecía un punto de referencia para quienes transitaban esa zona de la ciudad.
Durante el acto inaugural se mencionaron frases que destacaban el valor del trabajo y la importancia de los obreros. Una de ellas recordaba un lema muy difundido durante la época.
Aquella frase aparecía en la entrada de una importante sede política. Con ese discurso se buscó fortalecer la idea de que la obra representaba un reconocimiento a la fuerza laboral romanense.

Tras la caída de Rafael Leonidas Trujillo Molina, agentes de la Policía Nacional arrancaron de cuajo placas conmemorativas de edificios y monumentos erigidos en honor al dictador.
Esas placas de bronce fueron a parar a manos de vendedores de metales que a bajo precio las adquirieron de las personas que las habían tomado.

Transformaciones posteriores del Obelisco de La Romana
El Obelisco de La Romana experimentó varios cambios con el paso del tiempo. Cuando se creó, la estructura se ubicó en una rotonda independiente, separada por completo del parque.
No obstante, años después, durante una de las remodelaciones del entorno, el parque amplió sus límites y el obelisco quedó integrado a ese espacio verde.
Desde entonces permanece como parte del área recreativa, complementando la vista urbana.

En distintos momentos de la historia dominicana se realizaron modificaciones que afectaron monumentos y placas.
Tras cambios políticos importantes a nivel nacional, muchos espacios del país perdieron algunas de sus piezas conmemorativas originales debido al deseo de renovar ciertos símbolos públicos.
Este fenómeno también afectó al obelisco romanense, aunque su estructura principal se mantuvo en pie durante las siguientes décadas.

El tiempo marcó el monumento y la comunidad impulsó nuevas maneras de valorarlo. Con el paso de los años, artistas locales y gestores culturales introdujeron la idea de decorar el obelisco con colores y murales que reflejaran escenas tradicionales de la vida dominicana.
Esa propuesta encontró apoyo y se convirtió en un proyecto que transformó la apariencia del monumento.

Los murales que rodean al Obelisco de La Romana
Hoy el Obelisco de La Romana se distingue por su revestimiento artístico. Sus lados muestran figuras humanas, escenas cotidianas, tradiciones culturales y representaciones de comunidades indígenas que habitaron la isla.
Los murales incluyen músicos, bailarines y elementos de la cultura popular. Esta intervención artística agrega color, energía y un valor visual notable al entorno.
Estos murales también se han convertido en un punto de atracción para visitantes que exploran la ciudad. El diseño artístico permite observar diferentes momentos del pasado y del presente dominicano.
Además, promueve un recorrido cultural que enriquece la experiencia de quienes visitan el parque y sus alrededores.
Durante el día, los tonos brillantes destacan con mayor intensidad, lo que facilita observar cada detalle de la obra. Por eso muchos recomiendan visitarlo bajo la luz natural.
Su ubicación en un espacio totalmente accesible permite a cualquier persona acercarse y disfrutar de la estructura sin restricciones.
Un símbolo cercano a la cotidianidad romanense
El Obelisco de La Romana no solo representa historia; también forma parte de la vida diaria de la ciudad.
Su cercanía al centro urbano facilita que residentes y visitantes lo integren en caminatas cortas, actividades familiares o recorridos turísticos.
A pocos minutos del río La Romana, sirve como punto de encuentro para quienes transitan por la zona.

Algunos guías turísticos incluyen el monumento dentro de sus rutas porque combina historia, arte y fácil accesibilidad. También atrae a quienes buscan conocer los elementos más auténticos de La Romana.
Muchos visitantes lo describen como un punto fotográfico ideal, gracias a sus colores intensos y su contexto urbano.
La presencia del obelisco continúa formando parte de la identidad colectiva romanense. Generaciones anteriores lo recuerdan en blanco y gris, mientras las nuevas generaciones crecieron viéndolo como un mural gigante lleno de vida.
Esa transición muestra cómo las ciudades reinterpretan sus propios símbolos con el paso del tiempo.

Desafíos actuales y llamado a la preservación
En los últimos años surgieron preocupaciones sobre el estado del Obelisco de La Romana. Algunos sectores han señalado señales de desgaste y la necesidad de un mantenimiento adecuado para proteger los murales y la estructura en general.
La comunidad ha expresado la importancia de cuidar este espacio porque forma parte de su memoria urbana y su sentido de identidad.
El llamado se dirige tanto a las autoridades municipales y provinciales como a instituciones culturales. Conservar el monumento representa una acción necesaria para proteger la historia local.

Los vecinos también juegan un rol importante. Su participación contribuye a crear conciencia y promover actividades que fortalezcan el cuidado de los espacios públicos.
Preservar el Obelisco de La Romana significa valorar lo que identifica a la comunidad. Este monumento resume momentos históricos, transformaciones urbanas y expresiones culturales que merecen atención constante.
Su cuidado permite que nuevas generaciones conozcan su origen y su evolución en un contexto más amplio.
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¿Eres de La Romana, cuál es tu opinión del Obelisco?
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¿Que deben hacer las autoridades por el Obelisco?



