La reserva ecológica Ojos indígenas, ubicada dentro del exclusivo complejo Puntacana Resort & Club, se ha consolidado como uno de los santuarios naturales más llamativos de la región Este de la República Dominicana.
Este espacio protegido abarca más de 1,500 acres de bosque subtropical de tierra baja, senderos sombreados y un sistema de lagunas de agua dulce que cautiva a visitantes nacionales y extranjeros.
En medio de un destino conocido mundialmente por sus playas y hoteles, Ojos indígenas ofrece una experiencia distinta, enfocada en la observación de la naturaleza, la historia taína y la conservación ambiental.
El acceso se realiza mediante una tarifa que contribuye directamente a los proyectos de la Fundación Grupo Puntacana, encargada de la protección y manejo científico de este valioso ecosistema.

Origen del nombre y legado taíno en Ojos indígenas
El nombre Ojos indígenas se relaciona con la manera en que los antiguos taínos describían estas lagunas de agua dulce.
Por su forma redondeada y transparencia, las consideraban como “ojos” que emergían del bosque, alimentados por un río subterráneo conocido como Yauya. Esta denominación se mantuvo con el tiempo y hoy recuerda la presencia de los pueblos originarios en la zona.
Muchas de las lagunas de Ojos indígenas conservan nombres taínos, como Guamá, Buren, Guayacán, Yauya o Yuca, lo que refuerza el vínculo entre la reserva ecológica y la cultura prehispánica de la isla.
Estos nombres evocan caciques, deidades o términos de uso cotidiano en aquella sociedad indígena, y permiten que el visitante conecte la experiencia turística con una dimensión histórica y cultural más profunda.
Un bosque subtropical que protege la reserva
El recorrido por Ojos indígenas transcurre a lo largo de varios kilómetros de senderos señalizados, construidos para minimizar el impacto humano.
El visitante camina bajo la sombra de palmas cana, almácigos, uvas de playa, mangle rojo y otras especies endémicas del Caribe.
La sensación es la de internarse en un bosque bien conservado, donde la presencia humana resulta discreta y la naturaleza marca el ritmo de la visita.
Durante la caminata en Ojos indígenas, es común observar aves migratorias y nativas, pequeñas iguanas, lagartos y una gran diversidad de insectos.
En algunos tramos, los senderos se estrechan y dejan pasar solo rayos de sol entre las copas de los árboles, generando un ambiente fresco y húmedo ideal para el senderismo suave.
Por esta razón, se recomienda llevar calzado cómodo, repelente ecológico y protector solar adecuado para áreas naturales.

Las 12 lagunas de agua dulce de Ojos indígenas
El corazón de Ojos indígenas lo conforma un sistema de 12 lagunas de agua dulce, alimentadas por afloramientos del río subterráneo Yauya.
Estas formaciones se conocen como ojos de agua y se caracterizan por su increíble transparencia y tonalidades que van del turquesa al verde esmeralda.
Cada laguna tiene un tamaño, profundidad y personalidad diferente, lo que hace que el recorrido se sienta siempre nuevo y sorprendente.
No todas las lagunas de Ojos indígenas se encuentran habilitadas para el baño. La fundación limita esta actividad a un número reducido de ojos de agua con el fin de reducir el impacto ambiental y garantizar que el ecosistema se mantenga saludable.
En las lagunas autorizadas, se han construido pequeñas plataformas de madera y escaleras que permiten entrar al agua de forma segura, sin alterar la orilla natural del bosque.
Guamá y otros lugares emblemáticos
Dentro del conjunto de lagunas de Ojos indígenas, una de las más mencionadas por guías y visitantes es Guamá.
Esta laguna destaca por su tamaño y por un salto natural que la hace especialmente fotogénica. Quienes se animan a nadar describen la experiencia como revitalizante, ya que la temperatura del agua contrasta con el calor del exterior, ofreciendo una sensación de frescura inmediata.
Otros ojos de agua de Ojos indígenas, como Buren, Guayacán, Wayú, Touré o Casi Baguá, se esconden en medio de la vegetación y sorprenden por sus colores y transparencia.
En muchas de estas lagunas se observan peces pequeños, camarones de agua dulce, hicoteas y otros organismos que dependen de la pureza del agua.
Por ello, los guías recuerdan constantemente la importancia de no utilizar bloqueadores convencionales ni dejar residuos en el entorno.

Experiencia de senderismo y baño
Para recorrer Ojos indígenas, la mayoría de los visitantes destina entre dos y tres horas, aunque el tiempo puede variar según cuánto se desee permanecer en cada laguna.
El sendero no presenta grandes desniveles, por lo que resulta accesible para familias, grupos de amigos y personas con un nivel básico de condición física.
Lo más demandante suele ser el clima cálido de Punta Cana, por lo que conviene hidratarse bien y hacer pequeñas pausas a la sombra.
Al llegar a los ojos de agua habilitados, el baño se convierte en el gran protagonista. En Ojos indígenas muchos visitantes se lanzan desde las plataformas de madera o descienden poco a poco por las escaleras para acostumbrarse a la temperatura fresca.
La mayoría coincide en que, después de unos minutos, el cuerpo se adapta y el agua se siente sumamente agradable, ideal para recuperarse de la caminata y disfrutar del entorno vegetal que rodea cada laguna.

Conservación, ciencia y educación en Ojos indígenas
Además de su atractivo turístico, Ojos indígenas funciona como un laboratorio natural para la Fundación Grupo Puntacana.
En la reserva se desarrollan proyectos de investigación sobre flora nativa, fauna endémica, manejo de bosques y restauración de ecosistemas costeros.
También se mantiene un programa de conservación de iguanas rinoceronte, especie propia de la isla que enfrenta presiones por pérdida de hábitat.
La visita a Ojos indígenas puede complementarse con otros espacios administrados por la fundación, como el apiario donde se trabaja con abejas para producir miel local y apoyar la polinización, o las áreas dedicadas a lombricultura y compostaje, que muestran alternativas sostenibles para el manejo de residuos orgánicos.
Estas iniciativas convierten la excursión en una experiencia educativa, donde se comprende cómo el turismo responsable puede financiar acciones concretas de conservación.
Cómo visitar la reserva ecológica Ojos indígenas
El acceso a Ojos indígenas se realiza a través del complejo Puntacana Resort & Club, en la provincia La Altagracia.
La reserva se encuentra a unos 25 o 30 minutos de la mayoría de los hoteles de Punta Cana, lo que permite organizar visitas de medio día sin complicaciones.
El área abre generalmente en horario diurno, y se recomienda llegar temprano para aprovechar la tranquilidad de la mañana y evitar las horas de mayor calor.
El costo de entrada a Ojos indígenas puede variar según si el visitante se hospeda dentro del complejo o llega como invitado externo, pero en todos los casos la tarifa incluye el acceso a los senderos y a las lagunas permitidas para el baño.
Algunas agencias y hoteles ofrecen excursiones organizadas que integran transporte, guía y otros servicios, mientras que viajeros independientes suelen llegar en vehículo propio o en taxi hasta el centro de visitantes de la fundación.

Recomendaciones prácticas para disfrutar Ojos indígenas
Quienes planean visitar Ojos indígenas deben tomar en cuenta algunas recomendaciones básicas para disfrutar mejor la experiencia.
Es imprescindible llevar traje de baño, toalla ligera, ropa fresca y calzado cerrado apto para caminar en senderos de tierra.
También se aconseja usar repelente y bloqueador solar de tipo ecológico, para evitar que los químicos afecten la calidad del agua de las lagunas y la salud de los organismos que viven en ellas.
Otro consejo frecuente para quienes visitan Ojos indígenas es elegir días de semana, cuando la reserva suele recibir menos personas y se vuelve más sencillo tomar fotografías, grabar videos o simplemente disfrutar del silencio del bosque.
Muchas reseñas destacan la sensación de exclusividad que se experimenta al encontrar una laguna casi vacía, donde el sonido del agua y de las aves domina el ambiente.

Ojos indígenas, una joya natural de Punta Cana
En un destino asociado principalmente con grandes hoteles y playas de arena blanca, la reserva ecológica Ojos indígenas representa una alternativa distinta y complementaria.
Aquí el visitante se desconecta del ruido y se adentra en un paisaje de bosque, agua dulce y memoria taína, donde la prioridad es conservar y aprender.
El equilibrio entre turismo, ciencia y educación ambiental convierte a este espacio en un ejemplo de manejo responsable del territorio.
Por todo lo anterior, incluir Ojos indígenas en un itinerario por Punta Cana significa ir más allá de las postales habituales del Caribe.
Es una invitación a caminar entre árboles centenarios, a bañarse en aguas transparentes que brotan del corazón de la isla y a entender por qué la conservación de estos ecosistemas es clave para el futuro de la región.
Quien se despide de la reserva suele hacerlo con la sensación de haber visitado un lugar verdaderamente único en la República Dominicana.

