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El milagro del Cangrejo de Oro: la retirada inglesa que cambió la historia de Santo Domingo

Joel Durán by Joel Durán
22 julio 2025
in Noticias
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El milagro del Cangrejo de Oro: la retirada inglesa que cambió la historia de Santo Domingo

La madrugada del 14 de mayo de 1655, un centinela inglés custodiaba un campamento improvisado en las afueras de Santo Domingo. El ambiente era sofocante, la humedad recorría su espalda, y la tensión en el aire era tan densa como la selva que los rodeaba. Desde hacía casi dos semanas, las tropas británicas habían desembarcado en la costa sur de la isla con una misión clara: tomar la capital dominicana.

Sin embargo, lo que parecía una operación militar bien organizada terminó siendo una sucesión de errores estratégicos, enfermedades tropicales y desmoralización. En medio de ese caos, ocurrió un evento tan inusual que marcaría para siempre la memoria colectiva del pueblo dominicano: una migración masiva de cangrejos terrestres desató una retirada inesperada.

El plan británico para conquistar el Caribe

Durante el siglo XVII, Inglaterra estaba en plena expansión colonial. El líder político Oliver Cromwell había lanzado una estrategia ambiciosa llamada “The Western Design”, cuyo objetivo era apoderarse de territorios españoles en el Caribe. Su primer objetivo: Santo Domingo.

Para ello, envió una flota compuesta por 34 barcos y más de 13,000 hombres liderados por el almirante William Penn y el general Robert Venables. A pesar de la magnitud del despliegue militar, la campaña no resultó como se esperaba.

Tropiezos desde el primer día

El desembarco ocurrió entre el 23 y el 30 de abril de 1655, pero no fue cerca de la ciudad, sino a más de 50 kilómetros al oeste, en una zona agreste cerca del río Nizao. Esto obligó a las tropas inglesas a avanzar a pie por una geografía hostil, entre manglares, espinas, calor extremo y escasez de agua potable.

Las fuerzas inglesas comenzaron a perder soldados diariamente. Para el 1 de mayo, más de 600 hombres habían fallecido, y cientos más estaban enfermos o heridos. A pesar de sus recursos, los británicos aún no habían logrado acercarse a las murallas de Santo Domingo.

La resistencia dominicana

Mientras tanto, el gobernador español Bernardino de Meneses y Bracamonte, conocido como el conde de Peñalba, organizó una defensa con apenas 2,400 personas, entre soldados y civiles dominicanos. A pesar de estar en desventaja numérica, su conocimiento del terreno y la motivación por defender su tierra jugaron un papel clave.

Las emboscadas continuas por parte de milicias dominicanas y la falta de coordinación entre Penn y Venables minaron aún más la moral de las tropas inglesas. Ambos comandantes mantenían desacuerdos constantes sobre las tácticas a seguir, lo que generaba incertidumbre entre sus hombres.

Cuando los cangrejos hicieron historia

En medio de este escenario de confusión y agotamiento, ocurrió un fenómeno natural que sería recordado por generaciones. Según relatos populares, la noche del 13 de mayo una oleada masiva de cangrejos de tierra salió desde las costas de Nizao y Jaina, cruzando el terreno con un sonido ensordecedor.

Los soldados ingleses, debilitados física y emocionalmente, confundieron el ruido con un avance enemigo. Presos del pánico, comenzaron a disparar al aire, gritar y huir en la oscuridad. En pocas horas, el campamento quedó abandonado.

A la mañana siguiente, los defensores dominicanos salieron de la ciudad y encontraron tiendas vacías, pertenencias esparcidas por el suelo… y cangrejos por doquier. Sin que se hubiera librado una batalla final, la ciudad estaba a salvo.

Nace una leyenda: el Cangrejo de Oro

Agradecidos por lo que consideraron un milagro, los habitantes de Santo Domingo organizaron una colecta de oro. Con esas donaciones, un artesano local creó una figura única: un cangrejo de oro macizo. Esta pieza fue colocada en la Catedral Primada de América como símbolo de fe, protección divina y victoria inesperada.

Durante décadas, cada 14 de mayo se realizaban ceremonias en honor al “milagro de los cangrejos”, convirtiendo al Cangrejo de Oro en un emblema de la resistencia dominicana.

¿Qué ocurrió con el Cangrejo de Oro?

La última referencia documentada del Cangrejo de Oro data de principios del siglo XIX, cuando la ciudad fue ocupada por fuerzas haitiano-francesas. En 1805, la catedral fue saqueada y muchos objetos valiosos desaparecieron, entre ellos el famoso cangrejo.

Algunas teorías señalan que pudo haber sido tomado por Joseph de Barquier, último gobernador francés de la colonia. Otros creen que el general francés Louis Ferrand, quien gobernó poco después y no sobrevivió al conflicto, podría haberlo ocultado antes de su muerte.

Incluso existe la versión más patriótica: que un dominicano lo habría escondido para protegerlo, evitando que cayera en manos extranjeras. Según esa idea, podría estar aún oculto en algún rincón de la Ciudad Colonial, esperando ser redescubierto.

¿Cuál sería su valor hoy?

Aunque su paradero es incierto, los historiadores han estimado que, si el Cangrejo de Oro era realmente una pieza de tamaño natural y hecha de oro puro, su valor actual superaría los 80,000 dólares solo en términos de material. Sin embargo, como objeto histórico y cultural, su valor simbólico sería incalculable.

Podría representar un patrimonio nacional, una pieza de museo y una atracción turística de alto impacto.

Entre mito y memoria: una historia viva

Aunque algunos detalles de esta historia están rodeados de misterio y tradición oral, los registros históricos confirman que la expedición inglesa fue un fracaso militar. Las razones detrás de la retirada exacta pueden seguir siendo debatidas, pero lo cierto es que la leyenda del Cangrejo de Oro forma parte del imaginario dominicano.

Este relato mezcla elementos reales con simbolismo, mostrando cómo un pueblo encontró en la naturaleza y en la fe una fuente de inspiración para defender su tierra.

Un símbolo de identidad

Hoy, más de tres siglos después, la historia del Cangrejo de Oro sigue despertando curiosidad, orgullo y esperanza. Ya sea como objeto perdido, símbolo religioso o leyenda popular, representa una página única de la historia dominicana, donde el valor, la astucia y hasta la naturaleza misma se unieron para proteger una ciudad.

Y quién sabe, tal vez aún esté escondido, esperando que alguien lo encuentre y con ello reviva una de las historias más sorprendentes del Caribe colonial.

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