Planear un descanso juntos puede ser un momento de unión, pero también un reto. Una buena comunicación y acuerdos previos son claves para que el viaje se convierta en una experiencia positiva para ambos.
Vacaciones: ¿desconexión o fuente de estrés?
Para muchas personas, las vacaciones representan la oportunidad de dejar atrás la rutina, relajarse y compartir con quienes más quieren. Sin embargo, en el caso de algunas parejas, este tiempo libre puede convertirse en una etapa de desacuerdos y malentendidos.
De acuerdo con la psicóloga Silvia Cintrano, especialista en terapia de pareja del Instituto Centta, es común que surjan tensiones por diferencias en la forma de disfrutar el tiempo, las prioridades familiares, el uso del dinero o incluso por no saber encontrar un balance entre el tiempo compartido y el tiempo personal.
“Las vacaciones no deberían ser una prueba de resistencia, sino una oportunidad para reconectar. Pero cuando hay expectativas diferentes, pueden surgir conflictos que apagan el entusiasmo de compartir esos días”, explica Cintrano.

Las principales fuentes de desacuerdo
1. El presupuesto
Uno de los puntos más sensibles es el dinero. ¿Cuánto se va a gastar? ¿Cómo se dividen los costos? Según la especialista, no todas las personas tienen el mismo poder adquisitivo ni la misma idea de cuánto vale invertir en un viaje. Por eso, hablar del tema con claridad antes de reservar hoteles o vuelos es esencial.
2. Diferentes estilos de vacaciones
¿Uno quiere playa y el otro prefiere montaña? ¿Uno disfruta la aventura y el otro busca descanso? Las diferencias en gustos son naturales, pero si no se conversan a tiempo, pueden generar frustraciones. Lo ideal es diseñar un itinerario que combine actividades que ambos disfruten.
3. Visitas familiares
En muchas ocasiones, los días libres son también una oportunidad para ver a la familia. Esto puede generar un dilema: ¿cuánto tiempo dedicar a padres, primos o hermanos? ¿Y cuánto reservar para estar en pareja o incluso para uno mismo?
Cintrano recomienda llegar a un acuerdo con antelación. “No se trata de dividir el calendario en partes exactas, sino de establecer expectativas realistas. Así se evita que uno de los dos sienta que no fue escuchado”, señala.

Reparto de tareas y tiempo personal
Durante el año, las responsabilidades suelen estar definidas. Pero en vacaciones, la dinámica cambia. Se viaja, se duerme en otro lugar, se come distinto… y todo esto requiere organización. ¿Quién reserva? ¿Quién arma las maletas? ¿Quién elige el destino?
“Ambos deben sentirse parte activa de la planificación. Participar juntos fortalece la sensación de equipo”, afirma la experta.
Por otro lado, también es importante recordar que, aunque se viaja en pareja, cada uno sigue siendo una persona con gustos propios. Dedicar una parte del día a leer, caminar solo o practicar una actividad favorita no significa que haya distanciamiento, sino que se respeta el espacio individual.
Diez claves para unas vacaciones en pareja sin conflictos
Para lograr un viaje en armonía, la psicóloga propone estos consejos prácticos:
1. Acordar un objetivo común
Ambos deben tener claro que la meta principal es disfrutar y descansar juntos. Este acuerdo inicial ayuda a enfocar la conversación desde una intención positiva.
2. Escuchar con atención
Practicar la escucha activa permite comprender las ideas y emociones del otro. Es más que oír: se trata de mostrar interés genuino.
3. Negociar con respeto
Nadie tiene que ganar una discusión. Las vacaciones no son una competencia. Buscar soluciones que funcionen para los dos es el camino.

4. Expresar lo que se quiere
En vez de asumir que el otro “debería saber”, es mejor hablar con claridad sobre lo que se desea o necesita.
5. Buscar puntos en común
Ceder no significa perder. Es preferible encontrar un punto medio que insistir en una postura rígida.
6. Reconocer la parte de razón del otro
Aunque no se esté de acuerdo en todo, aceptar que el otro tiene una parte válida en su argumento ayuda a acercar posiciones.
7. Ser flexibles
No todo tiene que dividirse al 50%. A veces uno cede más en un tema, y otro lo hará en otro. Lo importante es el equilibrio general.
8. Respetar el tiempo individual
Tener momentos para uno mismo puede mejorar la calidad del tiempo compartido después.
9. Aprender de experiencias pasadas
Recordar lo que funcionó (o no) en vacaciones anteriores ayuda a planificar mejor.

10. Establecer acuerdos claros
Cuanto más definido esté el plan, menos espacio habrá para confusiones o frustraciones.
Un viaje compartido… y personalizado
Las vacaciones en pareja no tienen por qué convertirse en un campo de pruebas. Con diálogo sincero, planificación compartida y un poco de empatía, es posible crear experiencias agradables que fortalezcan la relación.
Más allá del destino, lo importante es la actitud con la que se construye el viaje. Un poco de previsión y buena voluntad puede marcar la diferencia entre una simple salida y un recuerdo inolvidable.

