¿Quién es la niña el famoso cuadro en las casas de campo dominicanas?

Author name

22 May 2025

La niña del cuadro que estaba en todas las casas de campo dominicanas.

En el corazón de muchas casas dominicanas se encuentra una figura muy especial: una pequeña niña sentada con una pierna cruzada, mirando con atención sus pies. Esta imagen, conocida como La Nigüenta, es mucho más que una simple estatuilla o póster decorativo.  Aunque puede parecer una imagen curiosa, La Nigüenta tiene una historia fascinante que mezcla arte, tradición popular y recuerdos compartidos a través de generaciones.

Observa este corto video a continuación, dónde queda revelada de manera definitiva quién es la niña del cuadro, también quién es la dominicana que dice esa imagen es una foto de ella cuando estaba pequeña y la prueba que muestra, sin embargo, al investigar más a fondo, ven a ver de dónde sale la famosa imagen de la pequeña.

¿Quién es La Nigüenta?

La Nigüenta, también llamada “La Niña de la Espina”, es representada como una niña con trenzas, concentrada en sus pies, como si estuviera contando sus dedos o revisando alguna molestia. En la cultura costarricense, se dice que está quitándose unas pequeñas molestias llamadas “niguas” —una especie de insecto que afecta a quienes caminan descalzos, especialmente en zonas rurales.

Aunque la escena puede parecer incómoda, en realidad simboliza algo muy profundo: la capacidad de enfrentar dificultades cotidianas con paciencia y valentía. Por eso, muchas personas la consideran un símbolo de resistencia y buena fortuna.

Un talismán muy querido en Costa Rica

En Costa Rica, La Nigüenta es comúnmente vista como una figura de yeso. Suele colocarse en los hogares como una especie de “agüizote”, es decir, un amuleto que atrae la suerte. Muchas estatuillas vienen decoradas con elementos considerados de buena fortuna, como herraduras, tréboles y el número 13. También es costumbre dejarle billetes u ofrendas para pedir prosperidad, especialmente en temas como el trabajo o la lotería.

Su presencia no está limitada a espacios seculares. A menudo se le coloca junto a imágenes religiosas, como si formara parte de una especie de altar familiar. Su popularidad ha crecido tanto que ya es reconocida como un elemento clave del folclore costarricense.

En República Dominicana: más que suerte, un lazo familiar

En la República Dominicana, La Nigüenta no suele verse como estatua, sino como una imagen en póster o litografía. Más allá de la suerte, representa la memoria y la identidad familiar. Muchas familias dominicanas la tienen colgada en sus salas o habitaciones, recordando tiempos pasados, especialmente la infancia y la unión con sus raíces.

Para muchos dominicanos, su figura evoca la imagen de una abuela, una madre o una tía que cuidaba de todos, incluso en tiempos difíciles. Es una presencia simbólica que cuida y acompaña desde la pared.

¿De dónde viene esta imagen?

La historia de La Nigüenta tiene más de un posible origen. Una teoría interesante la conecta con una famosa escultura de la antigua Roma llamada El Niño de la Espina, que muestra a un joven sacándose una espina del pie. Esta obra fue muy admirada durante el Renacimiento y pudo haber inspirado muchas otras versiones.

Sin embargo, una nueva pista surgió en 2024, cuando Carmen Saleta de Ricart, una señora dominicana residente en Miami, mostró una imagen que decía haber inspirado a La Nigüenta. Según su relato, esa imagen era de ella cuando era niña, tomada alrededor de 1928. Pero algunos expertos señalaron que se trataba de una litografía anterior, posiblemente europea, basada en detalles como el tipo de calzado.

Esto ha llevado a pensar que la imagen pudo haberse difundido a través de calendarios ilustrados, muy populares en el siglo XX. En aquellos tiempos, negocios como tiendas, farmacias y gasolineras regalaban calendarios con imágenes llamativas, muchas de las cuales se colgaban todo el año en las casas.

De calendario a ícono cultural

Imaginemos que una familia costarricense o dominicana recibió uno de esos calendarios, y en un momento afortunado de su vida, tenía colgada la imagen de esta niña. Tal vez pensaron que ella les trajo suerte y decidieron conservarla, e incluso compartirla. Así, con el tiempo, la imagen se convirtió en símbolo de fortuna, ternura y protección.

Y si un escultor la vio y decidió darle forma en yeso, su figura habría cobrado vida en tres dimensiones. Así, de un calendario cualquiera, surgió un símbolo cultural con raíces profundas en el corazón de dos países.

Una tradición que vive en el recuerdo y el arte

Hoy en día, aunque ya no es tan común ver nuevas estatuas o litografías de La Nigüenta, su legado sigue vivo. Artistas contemporáneos la reinterpretan en cuadros, dibujos o incluso murales. Para muchos, sigue siendo un símbolo de infancia, resistencia y conexión con las raíces.

Su historia es un ejemplo claro de cómo un pequeño detalle —una pose, una imagen, una expresión inocente— puede transformarse en una figura cultural llena de significado.