A cuatro meses de la pérdida del artista Diómedes Núñez, su viuda, Yulisa Encarnación Rodríguez, rompe el silencio para compartir una situación delicada que atraviesa junto a sus hijos. En medio del duelo, asegura estar enfrentando presiones y conflictos por la distribución de bienes que, según ella, ponen en riesgo su integridad física y la tranquilidad de su familia.
En una entrevista ofrecida a medios nacionales, Yulisa narró con detalle los momentos posteriores a la partida del cantante y las dificultades que ha vivido desde entonces, entre ellas la supuesta apropiación irregular de un vehículo y acciones que, según relata, han afectado su seguridad y la de sus hijos menores.
Una relación de esfuerzo y compañerismo
Yulisa recuerda cómo conoció a Diómedes mientras ambos trabajaban en la Fuerza Aérea. Él acababa de separarse y, poco después, inició una nueva vida a su lado. Vivieron juntos por seis años, periodo en el cual compartieron responsabilidades y lograron adquirir una vivienda financiada con esfuerzo conjunto.
«Para poder ahorrar, nos mudamos a un apartamento muy pequeño, donde ni siquiera cabían nuestros muebles. Con lo que se generó en unas presentaciones de diciembre, hicimos el primer pago de la casa», relató.
Tensión desde el hospital hasta el sepelio
La situación se volvió más difícil a partir del deterioro de salud del artista, quien padecía insuficiencia renal crónica. A pesar de múltiples gestiones médicas, la condición avanzó y fue necesaria una diálisis continua. Según Yulisa, algunos miembros de la familia no solo se desentendieron del proceso médico, sino que también comenzaron a mostrar actitudes de rechazo hacia ella.
«Desde el primer día, incluso en la clínica, hubo enfrentamientos. Me increparon y me hicieron sentir culpable por su estado de salud, cuando los médicos habían explicado claramente que era una enfermedad que él había desarrollado con el tiempo», aseguró.
El vehículo y un traspaso acelerado
Uno de los puntos más delicados del conflicto gira en torno a un automóvil marca Mercedes-Benz que era utilizado por la pareja. De acuerdo con Yulisa, el mismo día del sepelio, un familiar se llevó el vehículo bajo el pretexto de que ella no estaba en condiciones de conducir. Días después, tras realizar indagatorias con una abogada, descubrieron que el carro había sido transferido a nombre de la madre del artista apenas cuatro días después del entierro.
“Ese vehículo lo compramos directamente a un particular, no a un dealer. Me sorprendió ver que el traspaso se hizo a través de un concesionario que nunca estuvo vinculado a la compra”, explicó.
Por respeto a la figura de su difunto esposo y a su suegra, Yulisa evitó en ese momento una denuncia formal, aunque cuenta con documentación que respalda lo ocurrido. Sin embargo, debido a los últimos acontecimientos, como una presunta persecución en vehículo contra su hijo mayor, ha decidido acudir a las autoridades.
Acoso, vigilancia y amenazas constantes
Según la denuncia de Yulisa, el ambiente en su vivienda se ha vuelto hostil. Asegura que ha recibido múltiples visitas de desconocidos supuestamente enviados para presionarla a abandonar la propiedad. Incluso relata que una cámara de vigilancia fue destruida y que un aviario que mantenía fue dañado.
“Mi casa está en proceso de terminación, no tiene verja aún, y me siento expuesta. Me han ofrecido dinero para vender, otros llegan y gritan que debo irme. Estoy cansada y temo por lo que pueda pasar”, expresó con voz entrecortada.
Además, menciona que sus hijos han sido blanco de intimidaciones y que teme que el siguiente paso sea forzarla legalmente a dejar su hogar.
Herencia sin consenso: un proceso aún no resuelto
Diómedes Núñez dejó tres hijos. Dos de ellos viven en el extranjero y, según Yulisa, no mantenían una relación cercana con su padre. Aun así, ella misma les notificó sobre el proceso de sucesión. La situación más compleja se da con el hijo que reside en el país, quien supuestamente exige un porcentaje mayor de los bienes.
“Él quiere que venda la casa y le entregue el 50%. Pero no le corresponde solo a él. Hay otros dos hermanos, y no es justo que yo lo excluya a ellos para complacerlo a él”, dijo Yulisa.
Sin pensión y sin respaldo económico
La pensión que recibía Diómedes por su trayectoria como artista fue suspendida tras su partida, lo que ha afectado significativamente la economía de su viuda. “Yo no tengo ingresos fijos. He tenido que volver a cantar para mantenerme. No he tenido ni tiempo de llorarlo como se debe”, afirmó.
A esto se suma que, según Yulisa, los intentos de otros familiares por reclamar la pensión fueron rechazados, ya que legalmente era ella quien debía reportar el fallecimiento. “Fueron incluso antes que yo, y eso generó aún más conflictos”, explicó.
Un llamado urgente a las autoridades
La viuda del cantante ha solicitado apoyo institucional, señalando que teme por su vida y la de sus hijos. Pese a haber acudido al Ministerio Público y presentado denuncias, siente que las respuestas han sido lentas.
“Me dijeron que mientras no haya una agresión directa, no hay mucho que se pueda hacer. Pero ya intentaron lastimar a mi hijo, y siento que esto puede escalar”, advirtió.
Una historia que necesita justicia
La historia de Yulisa Encarnación no solo refleja un conflicto familiar, sino también una situación social que merece atención: la falta de respaldo a las personas que quedan desprotegidas tras la pérdida de una figura pública o familiar. En lugar de armonía, la disputa por los bienes ha generado tensión, miedo y un duelo inconcluso.
«Yo no quiero quedarme con nada que no me corresponda, pero tampoco quiero que me quiten lo que con esfuerzo construí junto a Diómedes», concluyó.
